Anónimo Veneciano.

Me encontraba esperando la cola en la charcutería del súper. Yo tenía el número 57 e iban por el 44. Estaba rodeada de estupendas señoras que hacían acopio gastronómico para preparar las últimas e interminables cenas navideñas. Yo sólo quería algo de jamón del bueno, para darme un homenaje antes de huir a tierras inglesas a pasar hambre. Así que resignadamente esperaba mi vez, charlando de temas interesantísimos con mis nuevas e improvisadas amigas.

I was stocally waiting the queue at the supermarket, surronded by a bunch of smart and lovely ladies, when suddenly an attractive guy, invited  me for a brunch.  He was trying to get my queue number, just three numbers before his turn. I thought it was an excuse and what he really wanted was not having breakfast with me, but making the waiting list shorter.

De repente un chico bastante interesante, que destacaba entre aquellas perlas cultivadas, me dice que él tiene el número 60. Que si se lo cambio me invita a desayunar o a tomar un café. Mi patética respuesta fue: “si sólo tengo tres números menos que tú. No te preocupes que esto va rápido”. Yo pensaba: ni aunque fuera el mismísimo George Clooney le cedo mi turno. Ahí plantada en aquella cola infumable, con ganas de pasar del jamón y largarme.

Él me dice: bueno,  aunque no me lo cambies, te invito igualmente. A una chica tan guapa…….

Yo reí cortesmente, poco impresionada, primero porque nunca me creo nada de lo que me dicen y segundo, porque en el fondo pensaba que invitaría a cualquiera de aquellas estilosas señoras a desayunar con tal de adelantar su turno.

El pobre vio que llevaba la palabra NO escrita en la frente. Pero lo que no sabía aquel guapo anónimo es que mis noes no son noes. Si hubiera insistido una vez más, habríamos ido a tomar algo. Y qué pasa por ir a tomar un café. Pues nada. No pasa nada. Ni por ir a cenar, a desayunar, a merendar, a tomar una caña o lo que sea. Qué pasa. Nada. No pasa nada. Nada de nada de nada.

Total que aquel anónimo personaje se fue por donde vino. Y yo me fui con mi kilo de jamón envasado al vacío pensando en que no sé en que (coxx) estoy pensando. No creo que fuera un psicópata. Y seguramente me lo habría pasado muy bien. Así que la próxima vez que alguien me invite a tomar algo voy a decir Sí. Con el no, nos cerramos a todo. Siempre no no no no. Mi propósito para 2014 es decir SÍ. 

Otra cosa sobre la que reflexionaba en la cola, rodeada de tanta juventud, es en la moda de las mujeres de determinada edad. Hay señoras elegantísimas, que pueden llevar una década sin renovar su armario, o sólo aquello imprescindible. Advanced Style, es un blog centrado en estas señoras que muestran cómo se puede estar estupenda a los 70.

Carmen Dell Orefice es una de ellas. Y aunque sea un tópico, Sophia Loren, Catherine Deneuve, Lee Radziwill, Beatriz de Orleans, y la incombustible Naty Abascal, también.

This is quite typical of me. Not believing in anything that an interesting man might say. So I said no, I got my food and left the supermarket thinking of the closed mind I have in certain occasions.

Queues are a good place to think and to observe. My mistake was paying more attention to the way these old women were dressed, instead of making a new friend. The thing is that Fashion has no age, and there are lovely grannies, with their old clothes that seem to me much more sophisticated  than most of stylish thirty something girls. Carmen Dell Orefice, Lee Radziwill, Beatriz de Orleans or the most fashionable Naty Abascal are some good examples.

And now that I have plenty time to get to the golden age in such a good mood, I think I´m starting to be more open minded, so 2014 will be the year of saying yes. Yes to all the good things in life that are just waiting.

 

Como me quedan unos años para estar así de estupenda, voy a ir centrándome en la palabra estrella que me voy a grabar a fuego. Porque aún sigo resacosa de estas fiestas y lamentablemente la Navidad me da mucho en qué pensar y qué recordar.

Así que espero que en 2014, no seamos reactivos y dejemos de hacernos autosabotaje. Que todos nos tatuemos el dichoso adverbio y que digamos SÍ a un montón de cosas increíbles.