

Con una visión casi espacial, el director arranca con unos primeros planos donde distintos puntos de luz surgen a modo de constelaciones que parecen situarnos en el espacio sideral. Solo cuando la cámara hace un ondulante picado nos damos cuenta de que nos encontramos bajo el suelo de una ciudad, ante un laberinto de conductos, túneles, tuberías y alcantarillas que nos muestran todo el engranaje invisible que la sostiene y de la que depende.
Un territorio hasta ahora inexplorado que Víctor presenta con texturas, sonido e imágenes que nos acercan a otra comprensión de la materia y del mundo en que vivimos: “La idea viene de esos viajes en metro y esas superficies negras. Me interesa la exploración en cualquier territorio. Me gusta mucho la aventura e incluso hacer películas entendiéndolas así, me gusta ir lejos o directamente a un sitio que no ha sido explorado, como sucede en esta peli y también la anterior, Edificio España. A nivel conceptual por tratar de aportar una especie de reflexión sobre el hábitat que nos hemos dado”.
La ciudad oculta va componiendo así una narrativa más sencilla de lo que parece a primera vista y nos lleva a planteamientos con más carga conceptual donde la realidad y la ficción construyen un universo a partir de ese vacío negro y esos espacios desconocidos donde tienen lugar nuestras relaciones cotidianas. Un viaje revelador a los abismos de la ciudad y a los vacíos de la propia existencia humana.
Pero eso era lo que más me interesaba: construir el imaginario de un espacio que apenas había sido explorado antes, como es el subsuelo de una ciudad, y hacerlo permitiéndome esas licencias más estéticas para que también el espectador pueda ampliar su percepción de la ciudad y vuelva a ver ese negro de alcantarillas, esa oscuridad entre estaciones, y pueda proyectar un universo nuevo al que está acostumbrado a ver.
Además, evidentemente, todos conocemos la novela de Julio Verne, Viaje al centro de la Tierra, como el origen de la ciencia ficción. Y por otro lado está también la relación entre lo micro y lo macro que se ve en la película: todas esas superficies y texturas que vemos pueden remitirnos al espacio, o incluso las dinámicas de los trabajadores pueden remitirnos a las propias dinámicas de los astronautas. Había una selección premeditada al establecer ese paralelismo.