

La representación de estos doce packaging juega además con la ironía y la sorpresa, puesto que esconde en su interior elementos surrealistas y anacrónicos. De la caja de Juana I de Castilla proviene el sonido de un móvil que recibe WhatsApps; los tetrabriks de leche de burra con los que Cleopatra alimentaba su piel esconden coloridos preservativos; las cajitas con polvo de hada de Campanilla simulan ciertas sustancias alucinógenas que hacen volar; y la cajita de perfume de mierda de Divine –la drag queen más “asquerosa” de todos los tiempos– incluye notas de olor ocre de distintos efluvios corporales.
La Fresh Gallery se convierte así durante unos días en una mezcla de templo relicario y conciliábulo moderno, reproduciendo el espíritu de doce mujeres muy especiales en piezas de papel y cartón serigrafiadas. Una selección difícil en la que podemos ver la mano de Jota: “Lo más complicado fue llegar a un acuerdo con el equipo, ya que hay mujeres que no eran muy conocidas, pero queríamos que hubiera representación de distintas épocas y profesiones.”
El sentido del humor no falta tampoco en la caja de Pilar Miró, La censurada, que recrea un certificado en el que se puede leer impreso en letra mayúscula y roja: “NO A TODO.” Y Tamara De Lempicka, que se convirtió en una marca sinónimo de exquisitez, con una vida entregada a la libertad y a la consumición, que aparece encapsulada en unas cajitas de cerillas en las que rezan frases como: “El día después del día después,” “Gasolina vaginizante” o “Priapismo escénico.” Sin olvidar la composición dedicada a Chus Lampreave –que fue ilustradora antes que actriz– con un lineal de pequeños botes de pintura, etiquetados con los nombres de sus películas.
Ante esta serie de mujeres inspiradoras, pura antítesis de la fragilidad –la historia siempre las ha retratado como símbolos de fortaleza y carácter–, Jota nos aclara el porqué del título: “Discutimos mucho sobre el concepto de fragilidad, ya que para mí las mujeres no son frágiles. Las hay frágiles, pero igual que hay hombres frágiles; de la misma forma que hay mujeres fuertes y hombres fuertes. En este caso, frágil es el nombre que se le pone a algo que lleva un contenido especial, bien porque estas mujeres han sido unas ‘zorras’ o bien porque han sido unas eruditas. Estamos en un momento en el que debemos olvidar esa asociación de frágil y mujer. Es algo muy machista. Por eso Frágiles da nombre al tratamiento que merecen las cajas que encierran sus vidas o lo que la memoria ha querido hacer de ellas. Toda caja que encierra algo tan delicado como la esencia de alguien, debe llevar esa clásica advertencia: FRÁGIL.”





